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CUETZALAN, CUANDO LA INDIFERENCIA DE LAS AUTORIDADES MUNICIPALES HIEREN A LA GENTE

  • Foto del escritor: MartÍn Campos
    MartÍn Campos
  • hace 1 día
  • 2 Min. de lectura

Cuetzalan atraviesa un momento crítico que afecta directamente a quienes ahí viven. La administración municipal encabezada por Óscar Paula Cruz, ha demostrado una preocupante mezcla de ineficiencia, abuso de poder y descuido, dejando a la ciudadanía vulnerable y desprotegida.

Habitantes y trabajadores relatan con preocupación que la seguridad en el municipio es más apariencia que realidad. Aseguran que Óscar Paula Cruz y el Secretario de Seguridad Pública conocen a los delincuentes que operan en la zona, pero los dejan actuar con impunidad. El sistema de vigilancia C2, que debería ser un aliado de la prevención, se ha vuelto casi simbólico. Mientras tanto, familias y comerciantes viven con miedo, adaptando sus rutinas para no ser víctimas.

El reciente asalto a la Gasolinera del Bienestar en Barrio Nahuiogpan dejó a empleados y clientes golpeados y aterrorizados. La tardía respuesta policial y la ausencia de detenciones muestran que la protección prometida es un espejismo. Ante ello, la ciudadanía organizada, como la Unión de Cooperativas Tosepan, se ve obligada a depender de sí misma para cuidar sus vidas y sus proyectos.

Los trabajadores del Ayuntamiento también sufren las consecuencias de esta gestión. Son obligados a cumplir comisiones fuera de horario, incluso de madrugada o en días de descanso, bajo la amenaza de descuentos o despidos. Se les hace participar en eventos y reuniones donde se prometen obras que nunca llegan, solo para llenar fotos de propaganda oficial.

Es un gobierno que convierte la confianza de la gente en herramienta de autopromoción. Quienes entregan su esfuerzo y tiempo, tanto empleados como ciudadanos, terminan siendo usados como piezas de un espectáculo vacío.

Hace unos días, una turista estuvo a punto de caer desde más de 30 metros del palo que se usa en la danza de los voladores, ubicado en el atrio de la iglesia. La respuesta del gobierno municipal: unas colchonetas de 15 centímetros, insuficientes para salvarla. Ni policías ni Protección Civil actuaron con eficacia. Solo tres integrantes de la danza, improvisados héroes, lograron rescatarla. La inacción de quienes debían protegerla no es solo vergonzosa; es peligrosa.

El gobierno municipal intenta maquillar su fracaso con comunicados sobre “compromiso con el orden” y exhortos a la ciudadanía. Pero los hechos son claros: no detienen a delincuentes, no protegen a trabajadores ni turistas; exhiben un teatro de autoridad mientras la gente sufre las consecuencias.

Cuetzalan necesita un gobierno que proteja, respete y priorice la vida y los proyectos de sus habitantes. La confianza está rota. La ciudadanía organizada y quienes aún creen en la justicia deben mantenerse vigilantes y exigir responsabilidad real. Porque mientras la administración de Óscar Paula Cruz siga simulando eficacia, la inseguridad, la explotación y la negligencia continuarán cobrando víctimas.

Cuetzalan no necesita discursos ni cortinas de humo; necesita autoridades que cumplan, protejan y respeten a las personas a las que sirven.

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