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LA CUAUHTEMIÑA QUE DEJÓ MAL PARADA A MARILYN BALLESTEROS Y A LA CÁMARA DE DIPUTADOS

  • Foto del escritor: MartÍn Campos
    MartÍn Campos
  • 3 abr
  • 2 Min. de lectura

Hace días,


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la Cámara de Diputados convirtió el pleno en un escenario de vergüenza. Con 291 votos a favor, la mayoría de los legisladores -incluyendo a la diputada federal por nuestro distrito, Marilyn Ballesteros García, y al diputado por Libres, Juan Antonio González Hernández- decidieron blindar a Cuauhtémoc Blanco, exfutbolista y exgobernador de Morelos, acusado por su media hermana de intento de violación. Los hechos ocurrieron en 2023, pero la denuncia se presentó hasta finales del año pasado.

La ironía es grotesca. Los mismos que se llenan la boca con discursos de protección a las mujeres, que posan en foros y firman iniciativas con hashtags feministas, hoy le dieron la espalda a una víctima bajo el pretexto de "deficiencias técnicas" en el expediente. ¿Acaso no es su obligación, como legisladores, garantizar que las fiscalías trabajen con rigor en lugar de usar esos errores como excusa para proteger a uno de los suyos?

Marilyn Ballesteros salió al quite con un comunicado lleno de tecnicismos jurídicos, intentando justificar lo injustificable. Según ella, el problema fue que la Fiscalía de Morelos no armó bien el caso. Pero la pregunta que nadie quiere responder es: ¿hubieran actuado igual si el acusado no fuera un exídolo del futbol, un hombre con poder y conexiones políticas? La respuesta duele, pero la sabemos todos: en este país, la justicia depende del nombre que lleves en la credencial.

Lo más indignante es la complicidad institucional. Mientras el gobernador Alejandro Armenta anuncia refugios para mujeres —gestos necesarios, pero insuficientes—, en el Congreso desmantelan cualquier posibilidad de justicia real. El fuero, ese privilegio medieval, sigue siendo el muro que protege a los poderosos. Y así, mientras las calles exigen #NiUnaMás, los diputados dan cátedra de impunidad.

Ballesteros y compañía no solo traicionaron a las mujeres; le fallaron a la ciudadanía. Hoy quedó claro que su compromiso no es con la gente, sino con el oficialismo. Son, como los llaman los medios, "levanta dedos", títeres de un sistema que prioriza lealtades partidistas sobre la justicia.

El mensaje que mandan es peligroso: si eres mujer y denuncias a un hombre con influencias, el Estado te dará la espalda. Y si eres un diputado, siempre habrá un pretexto legal para no actuar. ¿Hasta cuándo?

Mientras tanto, Marilyn Ballesteros ya tiene su lugar en la historia: no como la legisladora que defendió a su distrito, sino como la que ayudó a sepultar un caso de violencia de género. Ese será su legado.

#JusticiaParaEllas debería ser más que un eslogan. Pero ayer, en el Congreso, fue solo otra mentira.

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