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"MIENTRAS LA GENTE LINCHA, LOS DIPUTADOS POSAN" Marilyn quiere Teziutlán, pero ¿qué le ha dado a Teziutlán?

  • Foto del escritor: MartÍn Campos
    MartÍn Campos
  • 26 ago
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 27 ago


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En Xiutetelco vimos lo que pasa cuando la gente se harta: un ladrón sorprendido robando una camioneta estuvo a punto de morir linchado. Y no fue un hecho aislado, es un síntoma de un país donde la ley parece proteger más al delincuente que a la víctima.


La policía municipal hizo lo que marca el protocolo: lo salvó de la turba y lo presentó ante el Ministerio Público. Legalmente, no pueden hacer más. Pero aquí viene el problema: muchas veces ahí todo se derrumba. Si no se concretó el robo, “no hay delito”. Si hay dinero o influencias, el agresor queda libre y vuelve a delinquir. Así de podrido está el sistema.


¿Quién puede cambiarlo? Los diputados federales. ¿Qué hacen? Nada. Se limitan a levantar la mano para obedecer a la Presidenta, a presumir fotos en eventos y a colgarse medallas que no les corresponden. El ejemplo es claro: nuestra diputada Marilyn Ballesteros presume la carretera Teziutlán-El Mohón como si fuera su logro personal. ¡Por favor! Las carreteras son una obligación del gobierno porque todos pagamos impuestos, no un favor suyo. Y todavía presume cuando se contratan empresas que incumplen y entregan obras a medias.


Y lo más indignante: a pesar del pobre desempeño en el Congreso de la Unión, no quita el dedo del renglón de ser presidenta municipal de Teziutlán. Aquí la pregunta es inevitable: ¿qué logros reales podrá presumir para convencer a la gente? ¿Qué beneficio tangible, conseguido por gestión personal y no por obligación del gobierno, podrá mostrar para pedir el voto? Porque hasta ahora, lo único visible son fotos, discursos y promesas.


¿De verdad creen que su trabajo es salir en la foto y repetir lo que dice su partido? Su verdadera función es legislar para que las leyes sean justas, para que quien roba pague, para que quien agrede no salga libre por unas monedas. Pero no, prefieren la comodidad del reflector, la dieta segura y el olvido total de quienes los eligieron.


¿Y qué pasa cuando la gente se cansa de tanta impunidad? Toma la justicia por mano propia. Y entonces vienen las tragedias, los linchamientos, la violencia. Todo por culpa de un Congreso que prefiere los aplausos a las reformas, las fotos a las leyes.


Diputados: menos fotos, más leyes. Menos discursos, más justicia. Porque la paciencia del pueblo tiene límite, y ustedes lo están rebasando a pasos agigantados. Y a quien sueña con gobernar Teziutlán, que lo sepa bien: esta tierra no vota por selfies ni discursos, vota por hechos. Y los hechos, hasta ahora, brillan por su ausencia.

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